Nunca abras los ojos
Eran las 11:30 pm cuando desperté, sentí un nudo en la
garganta. Me levante y fui a coger un vaso con agua en la cocina, al subir las
escaleras sentí que estas se volvían infinitas. Paré y sentí que algo tocaba mi
hombro izquierdo, me asuste. Corrí hacia a mi cuarto debido al pánico, cerré la
puerta y me envolví entre las sabanas. Caí en un profundo sueño.
Me levante de nuevo pero en esta ocasión no estaba en mi
casa, estaba en un pasillo con bastantes puertas a los lados, y al final un
cuarto abierto con una cama.
Camine tratando de llegar al cuarto pero por alguna razón
este pasillo parecía infinito, logre divisar algo escrito en la pared con algo
que parecía sangre; decía “Nunca abras los ojos”. De repente se abrió una de
las puertas pero no salía nadie, solo salía un charco de sangre. Sentí como el
miedo se apoderaba de mí, Me arme de valor y entre al cuarto. Había un reloj
colgado en la pared que casualmente se había detenido a las 12:00 y una bañera,
fui a revisarla me encontré con un cuerpo sin vida de una joven que parecía de
unos 20 años, su cuerpo podrido y con gusanos me hizo sentir pánico. Salí
corriendo de ese cuarto. Llegué al pasillo y se había ido la luz no tenía como
ver, solo se veía un brillo al fondo. Cerré los ojos; pensé “Todo va a estar
bien, es solo un sueño” y caminé con los ojos cerrados.
Mientras caminaba con el temor apoderándose de mi cuerpo, oía
ruidos extraños, solo pude oír esto “Nunca abras los ojos”; esto se repitió
varias veces mientras caminaba. Podía percibir con los ojos cerrados el brillo
del cuarto, oí que se cerraba la puerta, sentí un escalofrió. Abrí los ojos…
Me encontraba en la cocina de mi casa. Caminé y me fije que
había sangre esparcida.
Corrí con desesperación al cuarto de mis padres, ellos estaban
bien, me fije en la hora, eran las 12:00 am; fui a mi cuarto y encontré un
cuerpo sin vida, estaba mutilado. Sentí un escalofrió y temerosamente fui y
volteé el cuerpo, cuando oí una voz diciendo “Nunca abras los ojos”; me di
cuenta. Ese cuerpo mutilado era yo.
Grite pero ningún ruido salió de mi boca, lloré pero ni una
lagrima salió de mis ojos. Cerré los ojos una vez más.
Cuando los abrí estaba en el último cuarto del pasillo, me
recosté en aquella cama. Miré hacia el suelo, había un cuerpo. Parecía el
cuerpo de aquella joven que encontré en la bañera. Sentí como aquel cuerpo se
movía, se dio vuelta. Sentí el temor como una bala atravesando mi cuerpo.
De repente aquel cuerpo se detuvo. Podía distinguir esa
escalofriante cara.
Movió esos ásperos labios, diciéndome “Nunca abras los
ojos”.